Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.
Antecedente:
CRÓNICA MEXICANA
(C) Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez Chamorro
Comentario
Capítulo 28
Tratará en este postrero capítulo de lo proçedido de la guerra de Chalco, [30v] la benida de los mexicanos prençipales y los demás con la presa de los señores, hijos de los rreyes de Chalco, y lo demás que a ella pasó
Después de aber fenesçida la batalla tre los mexicanos y chalcas en el lugar, sitio ya dicho, se boluieron los chalcas con la gente de los tres prençipales, Tlacahuepan y sus dos conpañeros capitanes, y beinte y tres soldados más, como atrás se a contado. Llegados que llegaron los mexicanos a Mexico Tenuchtitlan, trujeron consigo tres prençipales señores, hijos de los rreyes de Chalco, el uno y capitán llamado Teoquizqui, hijo mayor del rrey Cuateotl, el segundo llamado Tlahuacaxochitl, el terçero llamado Huetzin. Llegados ante la prezençia del rrey Monteçuma, explican la enbaxada y fin que ubo de la segunda y terçera guerra y presentan los tres rreyes y sesenta soldados chalcas. Estando su trono Monteçuma y Çihuacoatzin, dixeron: "Señor, llegado emos a nra casa y a nro rreal ymperio, lugar y silla ura y de toda esta corte de Tenuchtitlan Mexico, "toltzalan, acatzalam", adonde está y abita, rrige, gouierna y trabaxa su alto lugar el abusión y dios tetzahuitl Huitzilopochtli. An de ser los chalcas totalmente perdidos porque en nras manos están y nosotros daremos cuenta de todos ellos y nosotros abemos de entrar y guiar la gente mexicana a toda las prouinçias de Chalco". E luego rrespondió el rrey Monteçuma a los mexicanos y a los prençipales de Chalco: "Seáis todos muy bien benidos. Descansad y rreposad y a esos señores trátenlos conforme a su balor y meresçimiento de los chalcas". Dixo Monteçuma a Çihuacoatl y a Tlaeleltzin: "Hermanos míos, ¿qué os paresçe a bosotros de esto susçeido y de los presos señores de Chalco? ¿Es cosa buena esta o no?" A esto rrespondierom los dos señores, capitanes mexicanos Çihuacoatl y Tlacaeleltzin, dixeron: "Señor, la pretençión y acuerdo buestro deseo es paz y dar libertad a estos presos, señores de Chalco. No es bien acordado, porque nosotros los mexicanos començamos la guerra y por nosotros queda señal de cobardía y bergüença, y emos de ser señores de ellos tarde o tenprano. Bernán después que con engaño o fraude les suxetamos a ellos y no con esfuerço y balentía em campo de buena guerra, bien bençidos y suxetos a nra corona rreal mexicana". Y así, les tornaron a dezir a los señores mexicanos: "Estad y sosegad con quietud, señores, que como buestra casa y corte estáis". Rrespondieron Teoquizqui y Tlahuacaaxochitl y Huetzin e les dieron mugeres para su casamiento de ellos, hijas de señores mexicanos. Contentos con esto, se explican una oraçión y plática, diziéndoles que esto fuera para mayor honrra, gloria de sus deudos, parientes y tierra y señorío, y que estubiesen, holgasen con descanso y alegría y que lo demás de las guerras, que fuese y biniese hasta la conclusión, por son fines y términos de guerra, los unos por los otros, y sobre todo grande cuenta y diligençia las guardas de sus personas. Y en esto boluieron los mexicanos a la guerra de Chalco y llegados al lugar de Cocotitlan, donde estaua el campo mexicano, se comiençan luego adereçar y aperçiuir para la guerra, aperçibiéndolos los capitanes Tlacochcalcatl y Tlaacateecatl, dízeles: "Hermanos mexicanos, aquí estamos todos en esta guerra, campo de gloria, montaña, [31r] lugar preçioso de oro, summo contento y alegría nra de bitoria será de gran gloria, onrra de Mexico Tenuchtitlan. Y benimos a morir en campo de alegría y es nro cargo y ofiçio. Ya está con gran paz, rregozixo, alegría el ymperio mexicano de Tenuchtitlam. Mirá que no baya baldío ny mal empleado buestro cuerpo, sino muy bien bengado en campal batalla contra gente ynútil, de poco conosçimiento. Mirá se emplee en que cada uno alcançe al más baliente hombre de Chalco, baleroso capitán o señor de título". Y con esto, con grandísimo ánimo y estruendo de bozería y cornetas, bozinas, atabales rresonando, arremeten a los chalcas. E los chalcas dixeron: "Ea, mexicanos, que ya es tarde para nosotros, que a mucho que os esperamos". Arremeten los unos con los otros furiosamente y comiençan luego a hazer presa a los mayorales del campo, soldados balientes, capitanes señalados: "el uno fue Tenamazcuicuil y otro Aztacoatl y Huehue Cacancatl y luego fue Çihuacoatl y Tlacaheleltzin y Tzompantzin y Cuauhtlecoatl y Nepcoatl y Cahualtzin e Yxcuetlantoc y Mecatzin y Xiconoc y Cuauhtzitzimitl, Çihuacoatl y Tlahueloc, Tlacacochtoc y Tlaçolteutl y Temictzin, Cuauhtzin, sin otros mançebos nonbrados mexicanos. Todos estos con gran esfuerço y balentía prendieron a muchos prençipales y señores de Chalco y fueron siguimiento de los chalcas hasta subirlos en la parte llaman Cuauhtechcac, la subida del gran Çerro del Bolcán, pasándolos por muy çerca de la Sierra Neuada y pasarlos a todo andar hasta el lugar de los términos de Huexoçingo. Allí le dixo Çihuacoatl a Tlacaeleltzin: "Señor, ¿ hazéis? Bolued a los chalcas, se nos ban, que a las mugeres, niños, biexos los tenemos en cadenas y a buen rrecaudo". Y entrando los chalcas en Huexoçingo, les dio bozes Tlacaeleltzin diziéndoles: "Chalcas, amigos, bolueos, que ya están sosegadas nras armas, bolueos a nosotros", y así, los boluieron, que ya no abía más de la mitad de los chalcas. Y el que los fue a boluer, algunos se traron en Huexoçingo, los boluió Çacangatl teuctli, capitán. Le rrespondieron los chalcas bençidos: "Señores mexicanos, no aya más. Seruiros emos. Lleuaremos madera para labrar buestras casas, pues estamos los montes metidos, y piedra, canoas lleuaremos y asimismo no ternemos de término de nras casas y tierras más de hasta Techichco. Y tomaldo, rrepartildos tre bosotros, que están los caminos rreales y allí aguardaremos y os seruiremos a los señores mexicanos. Y esto es, señores, lo que protestamos de cumplir y guardar sin eçeder". E allí les dixo Tlacateecatl, capitán mexicano: "Mirá, chalcas, lo que abéis de cumplir y guardar y no en algún tiempo digáis lo tal no dixistes, ni rreclaméis que por fraude o engaño lo tal prometistes". Dixeron los chalcas: "No abrá ni pasará tal, porque todas nras fuerças, balor emos mostrado contra bosotros y no emos sidos poderosos de sobrepuxaros, antes, siempre peorando y arruinando treze años a ya. Ya de oy más emos desde agora tomado nras cargaderos, sogas, cacaxtles. Con esto se boluieron los mexicanos bitoriosos y con su presa de basallos y fueron los prençipales a hazer rreberençia al rrey Monteçuma en el [31v] gran palaçio mexicano, trando con gran triumfo y alegría, bitoriosos, y los cautiuos delante, heran muchísimos, e les dixo: "Capitanes Tlacaeleltze, Çihuacoatle, señalá a los balerosos soldados y capitanes que en esta guerra se mostraron y señálense con las orejas y narizes aguxeros a los tales que truxeron presa de los chalcas". E dixo Çihuacoatl que él, como testigo de bista, bídolos fueron conquistadores de los balerosos chalcas, que él con su mano señalaría los tales mexicanos y que como tales trasen de los primeros a los areitos y cantos, bailes, con géneros de diuisas, armas, plumería preçiada. Y luego, hecho esta y señalados, fueron luego a las tierras de Chalco a hazer tre ellos rrepartimiento de tierras. El primero se le dio y rrepartió tierras fue al rrey Monteçuma y luego a Çihuacoatl, capitán Tlacaelel, le dieron en Aztahuacan y Acaquilpan y en Tlapitzahuayan y luego en Tlapechhuacan y quinta suerte en Cocotitlam y en Ahuatepan y en Huexocolco y en Tepopolam, y por lo consiguiente a todos los mexicanos señalados, uno en pos de otro, las mesmas partes y lugares, con señales de su posesión y moxones a cadno dellos nonbrados. Desta manera fueron bençidos y basallos los chalcas.